Nada.
Ni un sorbo de jodida autocomplacencia.
Dos manos vacías
y un hombre atrapado
entre ellas.
Asi te veo, cuando me follas con rabia,
así me abraces desnudo,
así me revientes sin mirarme,
y después, cuando ya respiras,
te oigo pensar en ti.
Déjame a mi mi cuerpo,
que me escuece el alma si me tocas.
lunes, enero 25, 2010
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