miércoles, enero 30, 2008

Las nueve y el mío

Apoya primero la mano
y empuja después su cuerpo
tras un segundo ingrávido.
Así presente, casi suspendido,
se sienta a mi lado.

Murmura -días-
respondo -hola-

Callamos mirando al suelo
y pasa, azul, el primer urbano: Circunvalación 1

El hombre sin prisa a mi lado
tose sobre un pañuelo,
y mientras apura detenido la espera,
pierde una lágrima al frío

Murmura - jodido invierno-
respondo - ya falta poco-

Sonreímos incrédulos al calor, ese ausente eterno,
mientras se acerca a lo lejos el otro urbano: Errota

- Mire, ya llega el suyo- apunto incorporado.
- No- responde -Me quedo. Este no es el mío.
- Pero no pasa ningún otro en esta línea...
- No te preocupes muchacho- añade acostumbrado
- Yo sólo espero la hora de comer.

8 comentarios:

Nina Raval dijo...

Y nosotros esperábamos que volvieras a escribir...

dijo...

Ya puestos a esperar, esperamos que desencriptes el mensaje.
Spicaaaaaaa, te necesitooooo.

Awake at last dijo...

Pues yo (creo que) entiendo el post, pero a vosotras, ni papa, :-?

Mks.

dijo...

Spica hacía posts como este. Algo crípticos, dejémoslo así.

Anónimo dijo...

Supongo que la cuestión es siempre esperar algo... Y mientras hay hambre hay esperanza, supongo tambien.

Poldark dijo...

jejej...

Eso eso, para eso tengo a mis fieles comentaristas, para que me aclaren las ideas...:)

Sá, un día te cuento la historia del señor de la parada de Autobús que protagoniza esta historieta "basada en hechos reales"

Nepomuk dijo...

Pero entonces... ¿qué esperabas tú? claramente, el autobús tampoco.

Nina Raval dijo...

Ahora ya desesperamos... escribe más, anda...